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Juguetes y juegos en ambientes naturales

  • Rake
  • 12 ago 2020
  • 8 Min. de lectura

"Levántate libre de preocupaciones antes del alba y corre a buscar aventuras. Que el mediodía te encuentre en la orilla de otros lagos y allá donde te atrape la noche siéntete como en caa. No hay campos más amplios que éste, ni juego al que merezca más la pena jugar"

Henry David Thoureau- Walden

Hace poco me ofrecieron impartir un taller sobre la fabricación de juguetes con materiales naturales en pleno medio natural. Desgraciadamente, no ha podido ser. Pero me gustaría dejar aquí el cartel, a modo de recordatorio de que ha existido esta oferta. Agradecer mucho la oportunidad de poder preparar un taller de esta temática tan bonita al equipo de Donde viven los cuentos.

Debido a esta oportunidad, he decidido recopilar información sobre el impacto positivo en el aprendizaje de la creación de juguetes naturales. Especialmente contextualizados en los entornos naturales, convirtiéndose en espacios lúdicos, que favorezcan el desarrollo integral de las personas participantes.

 

El ambiente natural

Un entorno natural es esencial para la creación de juguetes naturales. Como un entorno educativo, restaurador que promueve el amor y los sentimientos afectivos y valores proambientales a través del amor por la naturaleza.

S.Collado y J.A. Corraliza (2016) recogen diferentes evidencias de estudios sobre el impacto positivo de los ambientes naturales en los menores, a la par que la clase de relación que se fragua entre los infantes y el contacto con los entornos naturales. Tal es así, que estos autores transmiten que el acceso cotidiano a la naturaleza cercana es importante para el bienestar de los niños, reduciendo los niveles de estrés y perciviendo los entornos naturales como restauradores. Así, como el mero hecho de pasar tiempo en la Naturaleza influye de forma positiva en las actitudes y comportamientos a favor del cuidado del medio ambiente. Tal es así, que los niños que tuvieron más contacto con la naturaleza (de forma más frecuente) son los que realizan más acciones proambientales, a la par que tienen una visión más ecocéntriga (es decir, son capaces de tener una visión que pone a la naturaleza en el centro de la acción y no a los seres humanos). En palabras de estos autores:

" Parece ser que dejar que los niños pasean y jueguen por un entorno natural aumenta sus actitudes positivas hacia la naturaleza así como su comportamiento proambiental" (pp.163)

Atendiendo a esta información, S. Collado y J.A. Corraliza (2016) incluyen que la fascinación es una experiencia que promueve una orientación naturalista. Y que, esta fascinación, viene promovida por las relaciones de posibilidades de acción de la población infantil con el entorno, atendiendo a la pluralidad de estímulos y compatibilidad entre lo que quieren hacer y lo que el entorno les permite. A este respecto, la visión de la naturaleza en la infancia va modificándose paulatinamente con la maduración de los menores. Siendo así, muy utilitarista previa a los 6 años, y permutando en etapas posteriores del crecimiento, pasando a ser más compleja. Esta visión más "material" de la naturaleza nos hace comprender lo importante de los elementos que provienen de la misma. Por ello, la experimentación de los materiales naturales se convierte en un recurso indisoluble del conocimiento del entorno.

Katia Hueso (2011) apoya esta observación, matizando que los pequeños no tienen una gran capacidad de abstracción (todavía) y tampoco tienen acomodado un sentido por la belleza estética, si no que la fascinación viene por las experiencias sensoriales intensas que tienen al alcance.

El juego

El juego es uno de los pilares esenciales para el desarrollo humano individual y comunitario. Es importante recordar que el juego forma parte de nuestra vida lúdica de forma transversal a lo largo de las etapas vitales (por ello, la importancia de la animación sociocultural). Pero cobra especial importancia en la infancia, dado que esta dinámica es uno de los soportes básicos para el aprendizaje y poder aprehender el mundo complejo y dinámico que rodea a los niños.

Recogemos dentro de este artículo la afamada definición del juego del filósofo J. Huizinga, que dice así:

"El juego es una acción o una actividad voluntaria, realizada en ciertos límites fijos de tiempo y lugar, según una regla libremente consentida pero absolutamente imperiosa, provista de un fin en sí misma, acompañada de una sensación de tensión y júbilo, y de la conciencia de ser otro modo que en la vida real."

Existen infinidad de juegos que se han ido refinando a lo largo de la historia, enriqueciéndose con el paso del tiempo y las implementaciones de los diferentes grupos sociales. Pero, existe un tipo de juego muy solicitado de forma innata por los infantes, y este es el juego espontáneo. El Juego espontáneo es definido por Aucoutier (2008), recogido en la "Guia de Escuelas en la Naturaleza de España" como:

"Aquel que surge sin intención, sin objetivo, sin propuesta ni dirección externa en cualquier lugar y circunstancia".

A. García (2016) describe el juego libre, espontáneo o no estructurado como una herramienta mediante la cual los pequeños pueden explorar el entorno que les rodea, pueden recrear situaciones y pueden inventar sus propios mundos. Es decir, aquel que surge directamente de la imaginación, que trasciende las normas de los adultos y los juguetes estructurados. Así, García apela a que jugar es una necesidad humana que nos acompaña toda nuestra vida.

k.Hueso (2011), para enriquecer el concepto de juego espontáneo, apela a que el juego en la naturaleza está enriquecido por la irregularidad del entorno y los materiales diversos y no estructurados. Así, se estimula la imaginación, la creatividad, el lenguaje y la motricidad tanto gruesa como fina, favoreciendo ese juego libre anteriormente citado. Haciendo del entorno capad de apelar a la multidimensionalidad del desarrollo infantil proporcionando una experiencia integral a los pequeños.

El juguete

¿Estos juguetes naturales sustituyen a los juguetes industriales?

Evidentemente, NO. Son juguetes manufacturados, con otros valores, físicamente y temporalmente muy efímeros. No tienen un objetivo de perdurabilidad. Estos juguetes son una clave del "aquí y el ahora", son imperfectos, rudos y, a veces, ni siquiera tienen una calidad estética depurada. El objetivo es la PRACTICIDAD Y EMPLEABILIDAD.

Podemos partir de asunciones básicas como que el entorno natural ofrece materiales desestructurados que son un apoyo esencial para el juego espontáneo anteriormente citado. El soporte material para el juego es muy importante para comprender diferentes aspectos del mundo como las figuras, colores, dimensiones, volúmenes, texturas, olores, ...

A su vez, la creación de juguetes más sofisticados es un proceso que se adaptará a las edades de los pequeños, teniendo en cuenta la exploración y el florecimiento de habilidades. Es decir, los juguetes que puedan hacer dependerá de su capacidad de dominio de la motricidad fina y del conocimiento adquirido a través de la experimentación previa en entornos naturales. Un pequeño no podrá producir una muñeca a los 3 años, pero tampoco será capaz de hacerlo a los 6 si no cuenta con unas bases recopiladas poco a poco.

R.M. Castellote en su libro "Juegos de los indios norteamericanos para jugar en la naturaleza" (1996) hablaba de las capacidades que los niños de estas tribus adquirían al producir sus propios juguetes. En su libro comenta que estos construirían juguetes rudimentarios en los que aplicarán su tiempo, esfuerzo y concentración, asumiendo el valor del esfuerzo materializado y valorando su propio trabajo. Este juguete quedaría impregnado, entonces, con el sello personal del que lo construyó. Esa construcción favorecían la asunción de responsabilidades y la autosuficiencia.

Para reforzar las aportaciones de R.M. Castellote, Dankiw KA, et al (2020) atribuyen a que el juego no estructurado en entornos naturales, más que aportar beneficios físicos, aporta beneficios significativos a nivel cognitivo, especialmente en áreas relacionadas con el desarrollo de la imaginación.

Por su parte, a nivel etnográfico y etnobotánico tiene un gran peso. Las sociedades locales tienen sus relaciones con el medio natural. Hace 100 años, los niños (especialmente los menos favorecidos económicamente: los campesinos, residentes en los entornos rurales) tenían a su alcance esa inmensa cantidad de elementos naturales, gratuitos y llenos de posibilidades. Tal vez, es hacer honra a la memoria de las miles de infancias ocultas en los entornos naturales que han ido modificándose con el tiempo. Sin duda, es un ejercicio de empatía hacia la más que extensa y conocida necesidad de los entornos naturales de aquellas prácticas denominadas "ecología de los pobres".

Estos juguetes, como citan Navarro et al (2015) son juguetes efímeros, sujetos a una temporalidad estacional y que no perduran en el tiempo, ya que varían en latitudes y altitudes geográficas. Siendo, también, muy difíciles de conservar vestigios de los mismos, y apenas contar con referencias. A parte, de que la transisión oral y manufacturada se ha ido perdiendo con el paso del tiempo, ya que el cambio de localida d(del campo a la ciudad) y el cambio abrupto de los modos y ciclos de vida, impide que perduren de generación en generación su conservación, al menos, en la memoria familiar.

Por suerte, en Galicia contamos con los estudios de Antonio Cortizas, como el libro "Chirlosmirlos", pero, especialmente "Tastabarás", recopilatorios de juegos populares tradicionales de la comunidad gallega. Tamién existen los libritos de "Argalladas dos pícaros" de Xosé López González y José M. García Fernandez, que, a modo de cuadernillo, recogen recetarios de juguetes estacionales. También contamos con la plataforma de "Xogos Tradicionais" que procura la recopilación de juegos populares propios de galicia.

Conclusiones y recomendaciones

Los entornos naturales parecen favorecer el desarrollo evolutivo integral de los pequeños. La creación de juguetes es , sin duda, un disparador de la creatividad de los menores. Podemos emplear el propio entorno natural como el 3º educador (como diría Malaguzzi) que proporciona materiales no estructurados dependiendo del entorno en dónde te ubiques y la época del año. Pudiendo ser una fuente inagotable de experiencias enriquecedoras de retroalimentación en los espacios naturales.

Esta clase de actividades, es importante realizarlas siempre desde el respeto al entorno y a todos los seres vivos que en él habitan. Nosotros somos moradores esporádicos, con lo que no podemos irrumpir de forma brusca. Los materiales empleados es mejor que vuelvan al mismo entorno. A su vez, las modificaciones que se hagan deben ser lo menos impactantes posibles.

Se pueden emplear, a mayores, algunas aportaciones biodegradables para la fabricación de nuestros juguetes. Desde casa, se pueden realizar mejunjes pegajosos para evitar emplear pegamentos industriales. Caramelo o engrudo pueden ser grandes aliados. Aunque mejor si encontramos una pequeña veta de sabia. La pasta de sal es interesante, pero la sal tiene un impacto negativo en la salud de los suelos. Por ello, emplear barro es una gran alternativa.

Estoy a favor de que los pequeños aprendan a usar objetos punzantes, pero siempre bajo la supervisión y acompañamiento de un adulto experimentado. Eso reforzaría la confianza y autosuficiencia anteriormente citada.

En esta nueva normalidad, es imperativo el poder reforzar la restauración psicológica y física de todos los miembros de la familia. El jugar en entornos naturales cuenta con todos los beneficios de la relajación y es adecuado con las medidas a tomar preventivas contra el virus (espacios abiertos en los que poder estar a distancia suficiente, empleando materiales que difícilmente pueden estar contaminados). Aún así, es imprescindible poder lavarse adecuadamente antes y después de la visita al entorno natural.

Menciones especiales

Finalmente, me gustaría poder acercar algunos profesionales que trabajan la materia. Gracias a ellos , yo he podido indagar y adquirir muchos conocimientos que a día de hoy me son de gran utilidad. Es de justicia saber quienes han ayudado a cimentar la profesional que soy hoy o que seré el día de mañana. Por todo ello, ¡muchas gracias!

 

Muchas gracias por leerme y espero que haya sido una entrada de vuestro interés.

Si tenéis alguna duda o puedo ayudaros de alguna forma, podéis contactar conmigo sin problemas.

¡Hasta pronto!

 

Bibliografía

  • Castellote, R.M. (1996). Juegos de los indios norteamericanos para jugar en la naturaleza. Miraguano ediciones. Madrid.

  • Asociación Nacional Enda (2020). Guía de escuelas en la naturaleza. La traviesa ediciones. Sevilla.

  • Collado, S. y Corraliza, J.M. (2016). Conciencia ecológica y bienestar en la infancia. Editorial CCS. Madrid.

  • Dankiw KA, Tsiros MD, Baldock KL, Kumar S (2020) The impacts of unstructured nature play on health in early childhood development: A systematic review. PLOS ONE 15(2): e0229006. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0229006

  • García, A. (2016). Otra educación es posible, Una introducción a las pedagogías alternativas. Litera libros, Albuixech.

  • Hueso, K. (2011): “Niños, ¡a jugar fuera!”. Biólogos. 2011/CUATRIMESTRE II/NÚM. 26

  • Navarro Ponte, R.; álvares Fernandez, M.; e Bastada Camiño, S. (2015): EmásF, Revista Digital de Educación Física. Año 6, Num. 33 (marzo-abril de 2015) http://emasf.webcindario.com

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